Es muy común escuchar que los sofistas transmitían ideas vacías o carentes de profundidad y que, además, eran charlatanes en búsqueda de fama y reconocimientos económicos. Sin embargo, ante la prisa de la descalificación, me permitiré hacer una división donde se expone que no todos los sofistas merecen este estigma que han sufrido históricamente y que muchos “desprevenidos lectores de filosofía” –con poco o ningún argumento– han repetido sin siquiera someter estas afirmaciones a un análisis medio sobre lo que considero un apresurado error.
Para esta reivindicación me apoyaré en L. Robin –experto y profundo conocedor de este movimiento–, quien sitúa en un primer grupo a los grandes maestros que hicieron importantes contribuciones a la filosofía; entre ellos, Protágoras (método de la antilogía); y, además, abordó el relativismo (homo mensura) desde una perspectiva filosófica; Gorgias contribuyó con la retórica –herramienta necesaria para el ejercicio de la política–; y, el nihilismo, posteriormente profundizado por Friedrich Nietzsche.
En un segundo grupo –menos favorecido y es aquí donde comienza el deterioro de la sofística debido a su virulencia y belicosidad– se ubica a los eristas: el único interés claro que tenían era la disputa (debate) para imponer sus ideas sobre los otros. Se apoyaban en el método como instrumento supremo que lo convirtieron en un fin en sí y olvidaron lo esencial: el contenido y los fundamentos. Si hubiese que llamarlos de otra forma, sería “armatostes vacíos” o “cuadrólogos” (por la supremacía del “método” sobre el contenido esencial).
Y, finalmente, se coloca en un tercer grupo a los sofistas políticos que, al igual que los eristas, buscaron imponer ideas huecas (que ocultaban intereses particulares) a sus interlocutores a través del debate. A esto se añade que el lamentable aporte que hicieron fue crear la “ideología política”; es decir, vital para este grupo era imponer a los demás las ideas del gueto y no preocuparse por el ser humano. Y, en este proceso de ideologización, cayeron en la teorización del inmoralismo (por complacer a sus seguidores o por contrariar a sus oponentes).
Por estas razones, los sofistas –antes de “opinar sobre ellos”– oportuno y necesario resulta conocerlos más de cerca, porque la “mala fama” que poseen es debido a los eristas y sofistas políticos; no obstante, como se anotó, existen maestros sofistas que sí contribuyeron al desarrollo del pensamiento humano.
Autor: Coaching Programación Neurolingüística
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Publicado en Diario Opinión, Machala – Ecuador (13/05/2020).